El dolor del Aborto

El dolor es el mismo para una madre que aborta por causas naturales, provocadas, por voluntad propia o cómo mecanismo defensivo de la naturaleza. He escuchado muchas historias al respecto, el duelo es difícil de superar y muy profundo. Después de haber vivenciado el sufrimiento de un aborto desde el lugar de terapeuta, sentir el nudo en la garganta, los escalofríos y las ganas de llorar me tocó experimentarlo en carne propia y aunque gracias a mis pacientes iba más preparada porque de alguna manera había pasado por eso antes junto con ellas, fue más difícil de lo que pensé.

Ustedes se estarán preguntando ¿por qué tocar este tema después del 14 de febrero? porque hace un año, un día del amor y la amistad en lugar de estar celebrando con una cena romántica, flores y chocolates me tocó estar en una clínica temblando de frío y de miedo a punto de someterme a mi primer aborto.

Los demás abortos han sido en realidad el mismo bebé, es sólo que cuando pierdes un embarazo lo pierdes varias veces. Y a pesar de hasta la fecha sentir una inmensa tristeza por lo que pasó puedo decir que aprendí algunas cosas.

La intuición de la madre es extraordinaria y jamás debemos dudar de ella, no importa lo que los doctores, tu esposo, tu mamá o tus amigas te digan, sólo tu como mamá sabes qué le pasa a tus hijos y por qué. El pediatra podrá decirte que no tiene nada pero si tu presientes que algo no anda bien, hazle caso a tu instinto. Desde el día que me hice la prueba era diferente a la primera vez, había duda dentro de mi, tenía miedo, sentía que algo no andaba bien y a penas tenía 2 días de retraso. Claro que en ese momento pensé que estaba loca y que seguramente todo era parte de mi nerviosismo por tener otro hijo.

El día de la consulta con el ginecólogo se corroboraron mis miedos, pues por el tamaño del bebé el calculó menos semanas de las que yo había calculado en mi mente antes de ir, no me dio buena espina y se lo dije a mi esposo “algo no anda bien”. Todos a mi alrededor trataron de tranquilizarme, racionalizando las cosas y esperando a que pasara el tiempo para poder dar un mejor o peor pronóstico.

Así pasaron algunas semanas y otra vez el panorama en el ultrasonido no era muy prometedor pero nada definitivo, mucha incertidumbre, de esa que te mata lentamente porque en el fondo sabes cual será el resultado. Fui a hacerme otra prueba de embarazo al laboratorio, el personal me felicitó cuando por dentro yo sabía que el resultado estaría lejos de la felicidad. Cuando abrí el sobre me temblaban las manos, leí los números, habían disminuido, lo cual significaba que el proceso de embarazo se estaba revirtiendo.

Al día siguiente regresamos al ginecólogo para tomar decisiones, todo parecía indicar que se trataba de un embarazo molar, las células de la placenta se multiplicaron de manera desproporcionada y si no realizábamos un legrado tendríamos la posibilidad de generar un tumor. Hablar de término médicos y fisiológicos resulta complicado cuando tu estás pensando en términos de “mi hijo se ha muerto”. Yo no quería hacer el legrado inmediatamente, la negación entro en función para defenderme de la tristeza y llegué a pensar ¿qué pasaría si estamos equivocados? ¿si sigue vivo? quería esperar algunos días con la esperanza de que mágicamente todos estuviéramos en un error y mi bebé resultara estar sano y salvo.

La mejor decisión para mi salud era intervenir al día siguiente, era demasiado pronto, demasiado temprano, demasiados pretextos que ni el doctor ni mi familia me aceptaron. Llegamos a las 7 de la mañana, estaba helando, no dejaba de temblar y de castañear los dientes, mi mamá no estaba, se había quedado con mi hija y a mi me hacía mucha falta. Una enfermera me envolvió en una manta, me sobo la mano como si fuera a penas una niña y me dijo “yo te voy a cuidar” lo hizo muy bien, fue mi ángel de la guarda.

Comenzamos a romper el hielo tratando de olvidar lo que todavía no pasaba, bromas, temas de política y el estado del tiempo. El médico llegó, me subieron a la camilla y desaparecí. El quirófano es como el infierno, en realidad no hace calor todo está muy frío de temperatura y de sentimientos. Pusieron mis piernas abiertas de par en par con lágrimas en mis ojos y tratando de ocultar la falta de dignidad y de afecto que sentí en esos minutos. “Cuenta hasta 10” a penas llegué al 5 y ya estaba dormida. Agradezco no haber visto ni escuchado nada, solo un par de días después un ultrasonido con un vacío no tan grande como el que tenía mi alma.

En un par de horas estaba en mi casa, sin dolor, como si nada hubiera pasado, como si él jamás hubiera existido. Vimos la visita del papa Francisco en la televisión, toda la tarde, supongo que fue mi forma espiritual de pasar por el momento. Al día siguiente y hasta hoy no volvimos a tocar el tema, es un dolor tan silencioso, tan complicado de poner en palabras.

El aborto ocurre varias veces, cuando te dicen que murió, cuando te hacen el legrado, cuando ves el vacío en tu vientre, cuando llega la fecha en que nace, cuando se cumple el primer aniversario. Por eso todos los abortos son igual de dolorosos, porque no eres madre solo físicamente, sino mental, emocionalmente de todas las formas, te transformas, no vuelves a ser la misma. Las hormonas tardan tiempo en salir de tu sistema pero la imagen tuya con un bebé en los brazos no se va nunca, aunque haya sido tu decisión no tenerlo, lo he escuchado un millón de veces, una vez que eres madre jamás dejas de serlo, no existe intervención quirúrgica para quitarlo.

A mi misma me cuesta trabajo comprender por qué duele tanto, no hay amor más grande que el de una madre, sea del tamaño que sea duele mucho perder un hijo. No conocí sus ojos, ni sentí sus manos ni escuché sus sonrisas pero todas las imaginé, las soñé y las sigo teniendo en mi mente. De alguna manera existió, en mi mente, en mi corazón y duele no tenerlo.

Iba a llamarse Andrés, iba a tener el pelo chino como su papá y los ojos grandes llenos de pestañas, sería tierno y no pararía de reír igual que su hermana, sería feliz y lo amaría mucho, trataría de ser más paciente que con Paula, lo cargaría más, lo arrullaría, no me quejaría de levantarme en las madrugadas, trataría de cometer menos errores, enojarme menos, besarlo más.

Escribo hoy sobre todo para sacarlo de mi pecho pero sé que muchas de ustedes han pasado por lo mismo que yo y tal vez les ayude a pensar que no están solas, puedan llorar y encontrar algunas palabras para describir el dolor. O quizás le ayude a alguien que esté cerca de una madre que haya pasado por el dolor del aborto y pueda comprender, abrazar, sintonizar con la tristeza, no hay nada mejor qué decir que “lo siento”.

22 Comments

  1. Tal cuál! Coincido totalmente contigo…Es algo que siempre está presente, yo ya me acerco a la fecha que habría nacido mi Dominga, después del 20 de este mes, y siento una pena enorme!! Quiero llorar y patalear como lo he hecho tantas veces, era toda mi ilusión la que se fue en segundos cuando comencé a sangrar ese día de Julio 2016, sin entender que pasaba, era mi primer bebé. Mi mejor terapia fue que Dios me mando muy rápido a mi 2do bebe, el que estoy esperando y por quién mantengo la calma cuando quiero llorar como loca, tengo 28 semanas y Santiago me acompaña a diario para calmar mi pena, mientras escribo esto caen unas lágrimas y siento sus pataditas como diciendo que todo está bien.

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    1. gracias por compartir esto conmigo Dominga muchas felicidades por Santiago que seguramente te ayudará a sanar las heridas. A los bebés que nacen después de un aborto se les llama “bebé arcoiris” por algo ha de ser… te mando un abrazo

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  2. Es muy reparador cuando leo a mujeres que han pasado por lo mismo que yo. Duele siempre, no olvidamos nunca! Pero definitivamente el hablarlo sana… un abrazo!

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  3. Yo perdi a mi bebe hace 12 años y aun lo recuerdo con mucho dolor. Era mi varon muy planeado y deseado. No comprendi y aun no lo comprendo porque paso fue un 18 de enero. Poco tiempo despues m embaraze y exactamente al año nacio mi niña 19 de enero. Estaba muy triste y se adelanto y se q mi angelito m la mando antes de tiempo para q dejara de sufrir.

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  4. Es bueno saber que una no esta sola en su dolor, lamentablemente para muchas personas entender que nos duele profundamente el perder a nuestro bebe es algo difícil, pero debemos todas las que pasamos esto tenemos derecho a llevar nuestro duelo el tiempo que creamos conveniente porque no solo fue un poco de sangre como te dicen, fue un hijo, un ser que era parte de ti y que lo esperabas ansiosamente…si bien es cierto tavez vengan otros bebes mas adelante pienso que cada niño es único e incomparable… Mucha fuerza y tranquilidad, sabemos que tenemos un angelito que nos cuida y protege desde el cielo…abrazos…

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    1. Así es Johana el duelo es algo muy personal y el dolor es diferente para cada persona, por eso es importante no juzgar y simplemente tener compasión por el sufrimiento del otro. Te agradezco tu comentario y te mando un abrazo con cariño.

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  5. Mejor no lo pudiste describir… el frío, el temblor, la negación, el quirófano. La mía se llamaría Daniela Alejandra, tendría el cabello lacio como el mío, la mirada pícara de su padre y sería tan amorosa con todo el mundo… se fué hace casi dos años, también de muy poquito de concebida y lo que me ha servido es honrarla haciendo lo mejor que puedo con mi vida. Te abrazo con mucho amor.

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  6. Yo he pasado por esto tres veces en tres años, amargamente me auto proclamo una “profesional”. Ya pasó más de un año del último, me pega fuerte el síndrome del aniversario. A pesar de que tengo un hijo es unvacio que nada lo llena, siento una culpa terrible con mi hijo, por es algo que sale de mi control. Este vacío no es acerca de el, es acerca de lo que me quitaron, sigo sientiendo que me los arrebataron, y no lo he superado, no sé si algún día lo lograré. Vivo un infierno persiguiendo un embarazo, viviendo en este cuerpo, notando cuando “tal vez” estoy ovulando, cuando tengo el periodo. Me tengo que reconstruir cada mes, volver a juntar mis pedacitos, para derrumbarme al final del ciclo, mes tras mes. No sé si un día esto va a terminar, hay días que la existencia se me hace tan pero tan pesada.

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    1. Sentí mucha tristeza al leerte quisiera poder decirte algo para hacerte sentir un poco mejor pero de que no hay palabras por eso te abrazo desde aquí con mucha compasión y sintiendo tu dolor lo siento mucho 😔

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  7. Mi hija se fue en la semana 29…. y morí con ella….han pasado casi 10 años…. ayer despues de mucho tiempo abri su cajita con algunos recuerdos que me quedé…ropita..zapatos..juguetes que no llegó a usar….vive en mi alma….en mi mente….y espero con ansias el día de volvernos a encontrar….. mi amada Amaya…donde estés te amaré por siempre…

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  8. Te leo y siento que pones en palabras todo mi dolor y mi vacío al perder a mi bebé de tres meses. A veces trato de no pensar y sin embargo se hace presente cuando menos lo imagino. Gracias por compartir tus palabras. Mi bebé estará siempre en mi corazón!!

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  9. Es increíble el dolor tan grande y la impotencia ante ésta situación.
    En mi caso ocurrió durante la tan anhelada espera del primer bebé hace justo tres años.
    Aunque ahora tengo la dicha de disfrutar a mi segundo bebé y ser tan feliz, no dejo de pensar ni un solo día en mi primer bebé…. Estando segura de que algún día lo conoceré y entregaré todo el amor que tengo para él.
    Soy médico y aún así me parece tan difícil ésta situación, definitivamente hasta que no lo experimentas puedes comprender el gran dolor de un aborto.
    Dios cuide a todos nuestros angelitos en el cielo.

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    1. Áreli muchas gracias por tus palabras es padrisimo encontrar mujeres que te entienden porque pasaron por lo mismo y hacer Tribu me da gusto que tengas la bendición de tu segundo hijo pero es cierto que el dolor del aborto nunca se va… te mando un abrazo!

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